
Hace 64 años, las mujeres paraguayas accedían al voto por primera vez
Un día como hoy.
Un 5 de julio de 1961, Paraguay dio un paso histórico hacia la equidad al promulgar la Ley N.º 704/61, conocida como la Ley de Derechos Políticos de la Mujer, que otorgó a las paraguayas el derecho al voto y a ser electas. Este acontecimiento marcó un antes y un después en la historia del país, aunque también reveló los rezagos en materia de igualdad: Paraguay fue el último país de Sudamérica en consagrar por ley el sufragio femenino.
El derecho no llegó como dádiva, sino como el fruto de décadas de lucha incansable de mujeres que alzaron su voz en tiempos en que el silencio les era impuesto. Entre ellas, se destacó la Liga Paraguaya Pro-Derechos de la Mujer, fundada en 1951, que articuló esfuerzos locales e internacionales —en contacto con la Comisión Interamericana de Mujeres de la OEA— para impulsar la aprobación del voto femenino. Su persistencia fue clave para que finalmente se reconociera este derecho fundamental.
Las paraguayas ejercieron por primera vez el sufragio en elecciones municipales en 1963. Este hecho fue parte de un proceso regional más amplio: países como Ecuador (1929), Brasil (1932), Uruguay (1938) y Argentina (1947) habían avanzado antes en el reconocimiento de los derechos políticos de las mujeres. La conquista legal en Paraguay representó el cierre de una larga brecha en el continente.
Sin embargo, si bien la ley abrió la puerta, el camino hacia la participación política plena encontró nuevas barreras. La hegemonía masculina en los partidos políticos limitó el acceso real de las mujeres a cargos públicos. La representación femenina, durante décadas, fue marginal.
La incorporación de las mujeres al electorado transformó radicalmente el panorama político paraguayo. Su participación enriqueció el debate democrático, visibilizó problemáticas antes ignoradas y amplió la base de legitimidad del sistema político. Temas como la salud materna, la educación inclusiva, la violencia de género o los derechos laborales comenzaron a ocupar el lugar que merecían en la agenda pública.
Hoy, a 64 años de aquella histórica ley, el derecho al voto femenino sigue siendo un símbolo de lucha, justicia e inclusión. Un sistema democrático auténtico solo es posible cuando todas las voces son escuchadas. Las mujeres, desde sus distintas realidades, aportan perspectivas valiosas que enriquecen la toma de decisiones, fomentan políticas más efectivas y promueven el desarrollo sostenible.
Cada voto emitido por una mujer paraguaya es un homenaje a aquellas pioneras que rompieron el silencio, y una invitación a las nuevas generaciones a involucrarse activamente en la vida cívica y política del país.
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