Ciudad del Este

“Pirañitas” y “secretarios” no deben estar en cabecera del puente

La propia ley 2.422 prohíbe la permanencia de personas extrañas a la Dirección de Aduanas en la Zona Primaria.



Dicho Código Aduanero establece que la cabecera del Puente de la Amistad, en Ciudad del Este, debe ser ocupada preeminentemente por funcionarios aduaneros. Sin embargo, en la actualidad la realidad es otra. Los “secretarios” y “pirañitas” copan dicho espacio para generar negociados ilícitos y empeorar la imagen del país ante los extranjeros.

El artículo 12 de la citada ley refiere que “La autoridad aduanera en la zona primaria ejercerá sus atribuciones con preeminencia en toda gestión sobre los demás órganos de la administración pública”. Tal disposición refiere que solamente los funcionarios oficiales de la Dirección de Aduanas (DNA) son los únicos habilitados para ejercer sus tareas en la cabecera del Puente de la Amistad.

A simple vista se puede notar que la realidad en Ciudad del Este es distinta, para proteger el negociado de las “coimas” para extorsionar a los paseros que pasan las mercaderías de contrabando, especialmente provenientes del Brasil.

Según las denuncias, los motociclistas son obligados a abonar periódicamente altas sumas de dinero para que, al ser individualizados por las autoridades que deberían controlar lo que traen, los deje pasar sin ser molestados.

En la Zona Primaria de CDE permanecen más de una decena de personas extrañas a la citada institución, que fungen de fiscalizadores y son los principales encargados de recibir las coimas y de avisar a los aduaneros cuando un “desconocido” está pasando productos ilegales sin ser cobrado previamente.

Además de los “secretarios” aduaneros, en la cabecera de la mencionada pasarela internacional se encuentran también los denominados “pirañitas”, que son los guías turísticos y que se encargan de llevar a posibles clientes a los locales comerciales donde les dan una comisión por dicha tarea. Estos personajes incluso atajan a los vehículos con chapas extranjeras, haciéndose pasar por fiscalizadores y luego demuestran sus reales intenciones, según las denuncias.