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Ycua Bolaños: a 15 años de estar "debajo de los cuerpos"

Uno de los sobrevivientes rompió el silencio por primera vez.



Hoy se cumplen 15 años de uno de los días más trágicos en la historia paraguaya, cuando el supermercado Ykua Bolaños de Asunción ardía en llamas, acabando con la vida de más de 400 personas. Hoy, luego de 15 años, Pedro Paredes decidió contar su experiencia por primera vez, a través de su cuenta de Facebook. 

El relato del joven fue compartido por miles de internautas, quienes le acercaron sus saludos y, en algunos casos, hasta las felicitaciones, pues consideran que fue una segunda oportunidad de vivir. Paredes contó qué hizo para sobrevivir y cómo fue rescatado tras cuatro horas de estar bajo varios cadáveres, sintiendo como el aire llegaba a su fin y las esperanzas de salir con vida se iban desvaneciendo. 

"Era un domingo no muy frío ni cálido, cerca de las 10 de la mañana mi papá me despertó de un largo sueño reparador para ir al súper a hacer unos mandados (era el chico de los mandados). La verdad no se si fue desobediencia, alguna señal o simplemente coincidencia que no quería ir a hacer los mandados, pero al final fui, acompañado por un tío que fue a hacer otras compras a otro lugar por allí cerca.
 
Conocía lo que era ese lugar como la palma de mi mano, pues siempre iba y hacía un tour. Aquel día, había más gente que de costumbre, por lo cual, decidí apurarme más en las compras (quizás también era una señal).
 
Recuerdo que hacía un poco de calor adentro, cosa que no era muy común o quizás era por los abrigos que tenía puesto, ya que no hacía ni frío ni calor. Lo último que puse en mi canastita fue la gaseosa, que estaba ubicada cerca de la rotisería y pegada al patio de comidas, que también estaba llena de gente, más de lo habitual. Continúe, camine hasta la última caja disponible y espere como 5 minutos, en los cuales salude como a 20 personas conocidas, que también estaban por ahí.
 
Había aún dos personas en la fila antes que yo (un niño promedio de 11 años aún medio dormido), cuando de repente, la chimenea de la rotisería hace un ruido más que extraño. No entendía nada, pues solo era un niño, hasta que ¡boom! una fuerte explosión me hizo sentir el miedo más grande de toda mi vida. Escuche que alguien gritó ¡una bomba!.
 
Aún no se cómo, pero me puse a correr, después de 3 intentos fallidos y caídas pude llegar a aproximadamente 5 metros de la entrada de rampa, que da a la Avenida Artigas. Todas las demás personas también trataban de acercarse a esa salida. Solo recuerdo que algunos intentaban abrir las malditas puertas cerradas, golpeando con los carritos o lo que podían.
 
Tenía mucho miedo, pues más personas desesperadas se amontonaban y me lastimaban. Hasta parecía una producción de Hollywood, pero voltee la mirada hacia el otro extremo (patio de comidas) y no era un efecto backdraft, era otra explosión con fuego real que fulminó al instante a muchas personas a mi alrededor.
 
El susto y el miedo crecieron aún más cuando vi personas quemándose a lo lejos y derrumbarse el techo sobre muchos. Ráfagas de fuego y humo empezaron a apoderarse del lugar, yo estaba mudo, hasta pensé que era solo un mal sueño del cual ya quería despertar, porque el dolor y los gritos eran muy doloroso y real.
 
Cuando por fin tuve fuerzas para gritar, alguien me agarró de las manos y me dijo que no lo haga (no se si fue real, si estaba inconsciente, si fue mi ángel), pero gracias a que hice caso hoy puedo redactar esta historia.
 
Sentí que ya pasó mucho tiempo, escuchaba las sirenas, pero ya respiraba con mucha dificultad, los gritos de desesperación ya cesaron a más de la mitad, ya tenía las esperanzas casi perdida, hasta que sentí una pequeña y fresca brisa en el rostro. Pude ver que habían bomberos y personas rescatando a los que podían. Escuchaba que decían con voz fuerte ‘quien puede salir, hay alguien vivo’ a lo que con nula voz trataba de decir "yo". Afortunadamente alguien me oyó, hizo un gran esfuerzo y me quito los cuerpos que tenía por encima.
 
Poder volver a ver la luz del sol radiante después de aproximadamente 4 horas de estar dentro, fue lo más reconfortante que había sentido en toda mi vida. Continuar no fue fácil, pero lo logré.
 
Por eso te digo: sé amable, sé respetuoso, ama a tus semejantes. Dios nos da una oportunidad todos los días, Sé feliz, yo lo soy".